martes, 12 de diciembre de 2006

Ausencia...

Querid@ mi@:

Te echo de menos, y lo sabes. Me falta la morfina de tus palabras, la suave sensualidad de tu pelo azotándome, el pinchazo de tus ojos mirándome, inquisitivos, el jugueteo de tus labios al hablarme, ese suave mordisco que te das en los labios de vez en cuando para ponerme nervios@.

Me faltas, y desde que no estás no puedo escribir. La inspiración te la llevaste en la maleta, entre tu ropa interior; sin ella, me encuentro desnud@, porque las palabras son las que me visten, las letras son las que hacen de mí quien soy.

Aunque no estés, te tengo; te guardo en la memoria, cada recoveco de tu cuerpo, los vistos y los imaginados, los reales y los visionarios, y con ellos me evado.

Me hundo en la neblina de mi baño, envuelt@ en el vapor que emana de la bañera; allí soy más yo, y me separo de mi carne, y rasgo el tiempo y el espacio, y ya no estoy sol@, sino a tu lado. Y acaricio mi cuerpo,
despacio, mis manos invadidas por tus manos, mi piel esclava de la tuya, y ya no me toco, me tocas tú.

Y dejo que el placer me inunde, que las caricias me transporten por encima de todo y de todos, para ser tu esclav@, para que hagas de mí lo que desees, para que me asesines con tus dedos, para que dispares con tu boca proyectiles que abrirán mi carne, dejando al descubierto mis entrañas, tus entrañas.

Y con los ojos cerrados susurro tu nombre, bajito, esperando que lo oigas y que no pares de acariciarme, que no ceses de tocarme como sé que sabes hacerlo. Mi espalda se curva, y el agua caliente fluye a mi alrededor, y la bañera ya no es metal, es tu cuerpo que me rodea por completo, desgranado en millones de partes.

Y el orgasmo me golpea en la espalda, los riñones, las caderas, me hace estremecer; el agua salpica en mil direcciones distintas, en un sunami cálido, hirviente...

El vapor se va, desaparece, y de nuevo estoy sol@... Un día menos para no echarte de menos...